¿Qué sabe Twitter sobre mí? ¿Puede contárselo a terceros? ¿Dónde están mis datos? ¿Para qué los usan? ¿Cómo puedo hacer que los olviden? Todas estas preguntas tienen respuestas de más de 140 caracteres y lo cierto es que deberías conocerlas, ya que se recogen en las cláusulas del contrato que aceptaste al darte de alta.
Si no te detuviste a leerlo, tampoco te fustigues. Nos pasa a todos. Los términos del servicio y la política de privacidad son documentos largos y aburridos, escritos con una terminología poco accesible y a menudo enrevesada. Además, esquivarlos es tan sencillo como hacer un inocente y anodino clic. Y, claro, en ese momento no pensaste en las implicaciones.
Tranquilo, que hay remedio. Ya es hora de que conozcas la letra pequeña y por eso en TecnoXplora vamos a repasar los documentos legales de Twitter, como la pasada semana hicimos con Facebook, para extraer la información más relevante. Para ello contaremos con la ayuda del jurista TIC Jorge Morell (@Jorge_Morell), autor de la web Términos y Condiciones. ¡Comenzamos!
¿Para qué podrán usar tus contenidos?
Por la propia naturaleza del servicio, los contenidos que publicas en Twitter (por ejemplo fotos o vídeos) son por defecto públicos, a no ser que cierres tu cuenta con el famoso candado. Y, si bien tú eres el propietario - y responsable - de ese contenido, concedes a la empresa una licencia mundial, no exclusiva, gratuita y sublicenciable sobre el “uso, copia, reproducción, procesamiento, adaptación, modificación, publicación, transmisión, exposición y distribución” de dichos contenidos. Sí, tus postureos pueden llegar muy lejos.
Por otro lado, consientes también que la publicidad de la red social pueda asociarse con tus contenidos, ya sea colocando un tuit patrocinado junto a uno tuyo de temática similar o, por ejemplo, anunciando a tus contactos que sigues el perfil de una marca para ver si les da por imitarte.
Como ves, prácticamente pueden hacer lo que quieran con tus tuits (incluso cederlos a terceros) en cualquier lugar del mundo y sin darte nada a cambio. O bueno, en realidad sí: el servicio te otorga una licencia “personal, mundial, gratuita, no transferible y no exclusiva” para utilizar el “software”. Vamos, que te dejan usar Twitter.
¿Qué datos personales cedes?
En primer lugar están los datos que cedes voluntariamente: la información recogida durante el registro (nombre real, nombre de usuario, email y contraseña), la información pública (tuits, retuits, menciones, listas y gente a la que sigues) y lo que la red social denomina información adicional (y opcional), que incluye tu biografía, ubicación, página web, fotografía y número de teléfono (si has activado la opción de publicar vía SMS o la verificación en dos pasos). También puede que tengan en su poder tu agenda de contactos, si permitiste que la utilizaran para sugerirte perfiles a los que seguir. Si no te hace ninguna gracia puedes ir a esta página y pedirles que la borren (es el enlace chiquitito al final de la letra pequeña).
A esto hay que sumar los datos que Twitter recopila de forma automática, a menudo sin que te enteres. En esta categoría se engloba tu ubicación - si has aceptado que tu ordenador, móvil o tableta se la envíe (puedes entrar aquí para impedirlo e incluso borrar los datos que ya tienen) -, la forma en que interactúas con los enlaces, el tipo de dispositivo que estás utilizando, tu dirección IP, navegador, sistema operativo, proveedor de telefonía… Eso sin contar con la información que puedan recabar las famosas ‘cookies’, así como los datos que les envían las webs y aplicaciones que ofrecen integración con Twitter.
Puede decirse que, sumando todos estos mecanismos, sobre todo cuando estás logueado, la red social puede saber casi todo lo que haces en Internet.
¿Qué pueden hacer con esos datos?
Para empezar, das permiso a Twitter para que acceda, lea, conserve y revele cualquier información que necesite para cumplir una ley, si se lo piden las autoridades, para investigar una posible violación de sus normas, por razones de seguridad, para ayudar a otros usuarios o para proteger el propio servicio (por ejemplo, ante los tribunales).
También consientes que se utilice para que otros usuarios puedan encontrarte (incluso a través de tu email o número de teléfono), para personalizar los servicios (tendencias, historias o sugerencias de perfiles a los que seguir) y, por supuesto, para personalizar la publicidad. Por último, pueden compartir parte de esa información con terceros si autorizas a una aplicación para que acceda a tu cuenta (al menos mientras permanezca conectada).
Ah, y otra cosa: pueden llevarse tus datos a Estados Unidos o cualquier otra país en el que opere la multinacional californiana.
¿Puedes darte de baja? ¿Cómo?
Sí, es posible desactivar un perfil, con lo que dejará de ser visible para el resto de usuarios, pero la red social no habla en ningún momento de borrar los contenidos. Simplemente desaparecerían los datos asociados a tu cuenta. De hecho, Twitter no responde por el contenido que hayan podido indexar los buscadores. Sin duda el carácter público y la difusión masiva de las publicaciones (menciones, retuits…) lo favorecen.
¿Cuánto tiempo retendrán tus datos si decides marcharte?
Cuando hayas completado los pasos para dar de baja tu cuenta, tendrás que esperar un plazo de 30 días para que comience el proceso de desactivación, que puede durar hasta una semana. Por tanto, cuentas con un periodo de gracia de un mes para reactivarla si has cometido un error o te arrepientes. Además, Twitter se reserva el derecho a desactivar tu cuenta por iniciativa propia tras un largo periodo de inactividad.
En cuanto a los datos que la empresa recoge para personalizar sus servicios y ofrecerte sugerencias, se comprometen a iniciar un proceso de borrado o “agregación” (se guardan, pero de forma anónima y no individualizada) tras un máximo de 10 días. Esto sucede siempre, independientemente de que decidas o no desactivar tu cuenta.
¿Cuál es la edad mínima para darse de alta?
La edad mínima para utilizar los servicios de Twitter es de 13 años, aunque en España debería ser más elevada, concretamente de 14 años, para que no sea necesario el consentimiento de un representante legal.
Condiciones Twitter | Foto: Twitter
Por otro lado, la red social de los 140 caracteres pone a disposición de las marcas una herramienta de ‘age screening’, pensada para que los menores de edad no puedan a acceder a contenidos promocionales de productos como el alcohol o el tabaco. El problema es que este filtro por edades no evita que los mensajes lleguen a los niños a través de retuits.
Condiciones Twitter | Foto: Twitter
¿Cómo de extensas son las políticas? ¿Están en español?
Solo los dos principales documentos legales de Twitter, las Condiciones de Servicio y la Política de Protección de Datos, suman alrededor de unas 6.800 palabras (unas 15 páginas). Para que te hagas una idea, son cuatro veces más que las que se cuentan en el célebre discurso ‘I have a dream’ de Martin Luther King (1.667 palabras). El reverendo tardó 17 minutos en pronunciar su ‘speech’, así que hacer lo propio con las normas de Twitter llevaría algo más de una hora.
En cuanto al idioma, los términos de la red de ‘microblogging’ están traducidos al español, pero “la versión en inglés prevalece ante un eventual conflicto entre la traducción y la versión en inglés”. Y sí, como acabáis de comprobar, el castellano que Twitter emplea en estos textos es algo robótico.
¿Pueden cambiar los términos? ¿Con qué condiciones?
Pueden cambiar y Twitter solo lo comunicará a los usuarios - mediante un tuit en su cuenta oficial o un correo electrónico - si considera que la modificación es “sustantiva”. No existen mecanismos de control como en el caso de Facebook, que otorga un plazo de siete días para que la comunidad exponga sus quejas y aporte sugerencias. Sin embargo, cuentan con un práctico historial de las condiciones previas y se supone que también de las políticas de privacidad, aunque en este caso se les olvidó poner el enlace.
Condiciones Twitter | Foto: Twitter
¿A qué legislación están sujetos?
A la del estado de California, en Estados Unidos. Además, cualquier demanda contra la compañía debería resolverse ante un tribunal del condado de San Francisco, ciudad donde se encuentra la sede de Twitter. Sin embargo, en la práctica, estamos muy probablemente ante una cláusula abusiva y que no podría aplicarse a un particular. Diferente podría ser el caso de las empresas y otras personas jurídicas.
¿Hay algo más que debas saber?
Tus tuits pueden hacer historia. Sí, sí, como lo oyes. Aunque es un detalle que puede pasar desapercibido en una lectura rápida de las condiciones de Twitter, la red social se reserva el derecho a compartir tus contenidos nada más y nada menos que con la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que archiva tuits con fines históricos. Suponemos, no obstante, que no están interesados en tu opinión sobre la última edición de ‘Tu cara me suena’.
Por otro lado, llama la atención que en casi 6.800 palabras solo aparezca cuatro veces el término “publicidad” (tres de ellas en el mismo párrafo), mientras que se hace referencia en cinco ocasiones a una tecnología prácticamente en desuso como los SMS.
Vía || antena3
una publicación por IXOUSART.
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