No obstante, el que haya más usuarios no significa que sea un mejor canal de comunicación. De hecho, lo relevante en LinkedIn no es tanto el número de personas como quiénes son. Calidad frente a cantidad.
Debemos partir de una premisa muy clara: LinkedIn es una red profesional y quien está presente tiene tanto interés como nosotros en traducir esta conexión en beneficios. Llegaremos a menos gente que en Facebook, pero el contacto será con personas más receptivas.
Otro de los rasgos diferenciales es su capacidad de segmentar, ya que permite filtrar a quién nos dirigimos a partir de determinados parámetros –sector de actividad, funciones dentro de la empresa, ubicación de la compañía...–.
Si escogemos bien los contactos, nuestros mensajes llegarán a un público objetivo muy definido y acotado, algo que no sucede en Facebook o Twitter. Y no sólo es un receptor más claro, sino también más involucrado en los procesos de toma de decisiones.
Filón de clientes
Si queremos generar negocio, lo más importante es encontrar clientes que compren nuestro producto o servicio. LinkedIn puede ser muy útil para ello. ¿Cómo nos puede ayudar?
Encontrar a nuestro target. Nos permite localizar de forma sencilla a un gran número de posibles clientes. Además de comunicarnos con nuestros contactos y con los miembros de los grupos en los que participamos, si queremos ampliar nuestros contactos, podemos acotar la búsqueda por empresa, sector, ubicación, etc. Y las opciones premium permiten filtrar más, precisando cargo y antigüedad, tamaño de la sociedad, intereses, etc., además de poder enviar mensajes directos. “Uno de los últimos cursos que he promocionado ha sido para la formación en seguridad privada. Gracias a LinkedIn, contacté con la Asociación Española de Directores de Seguridad Privada y pude hacerles llegar la oferta formativa”, explica Samuel Alonso, director y fundador de la academia La Granja SyR. También La cigüeña del bebé, dedicada a la venta de regalos para bebés y canastillas de nacimiento, ha ido creando una base de datos de posibles clientes donde se incluyen responsables de recursos humanos o de compras, secretarias de dirección y gerentes de pequeñas empresas, quienes se suelen encargar de comprar estos regalos cuando un empleado o un buen cliente tiene un bebé.
Toma de contacto. Conviene que nos dirijamos a cada posible cliente con un mensaje individualizado. Un mensaje masivo o que ‘entre a saco’ intentando vender suele tener muy mala acogida. LinkedIn es útil como primera toma de contacto. Por ejemplo, una invitación a conectar suele tener un efecto mejor que una llamada fría. Se sobreentiende que quien está en LinkedIn busca negocio de una u otra manera, por lo que la persona que recibe nuestra invitación es más proclive a aceptarla. Además, por teléfono es difícil acertar con el momento para que la persona esté disponible, sobre todo si tiene reuniones o viajes frecuentes. O quizá nos encontremos con una secretaria búnker que impide que pase nuestra llamada. Y si insistimos demasiado, puede ser contraproducente. LinkedIn permite más reposo y que el receptor valore menos apresuradamente si acepta el contacto y quiere conocer mejor nuestra oferta. Si todo va bien, podemos enviar una invitación el lunes, acordar una reunión el martes y hacer la visita el miércoles.
Estar ahí. También pueden surgir oportunidades de manera pasiva. Puede que un cliente potencial nos localice (búsqueda por actividad, presencia en un mismo grupo...) y nos invite a conectar si ofrecemos lo que busca. Si no estamos, perdemos esa oportunidad.
Preparar una visita. Si combinamos la información obtenida en LinkedIn con la conseguida por otras vías, podemos elaborar un perfil de la persona y la empresa a la que vamos a visitar. “En Internet dejamos muchos rastros de cómo somos y lo que hacemos. Hasta nuestros hobbies. LinkedIn es tal vez la más completa de todas las redes para comprender a la persona con la que te vas a sentar, así como a su equipo o la compañía. Esto nos permitirá redondear la presentación y causar una buena primera impresión”, reseña Juan Luis Polo, director de Territorio Creativo. Incluso podemos completar esa información hablando con contactos comunes.
Robar clientes a la competencia. Si conectamos de algún modo con la competencia (contacto directo o de segundo grado o coincidencia en algún grupo) podemos ver sus contactos e intentar añadirlos a nuestra red.
Vía || Emprendedores
una publicación por IXOUSART.
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